Posdata: Te sigo echando de menos.


Ya no veo tu cara reflejada en el espejo, ni siquiera me la imagino. Me muerdo las palabras para no explicar este huracán que me ha atropellado, de repente, en silencio. Me abandoné del todo, entre sueños de una carretera secundaria. Ya no encuentras lunares, ya no cuentas lunares... Tan sólo quedan restos de un naufragio que me cuenta, qué una vez fuiste mi estrella polar. 
Me robaron la lluvia y el mes de Noviembre. Me robaron el brillo de los ojos y la risa contagiosa. Y tan sólo me quedan los rescoldos de mi memoria y las costuras de mi piel, en las que guardé cada una de tus palabras y cada uno de tus llantos. De repente los días se envuelven en un matiz grisáceo, ¿se puede echar de menos algo que no conoces? Ya no hay rastro de nosotras... volveré a levantar un muro a mi alrededor y una reja con espinas entre mis sábanas. Y esperaré que el sol disipe esta niebla que no me deja ver más allá de mi nariz. 

Y la vida siguió. Como siguen las cosas que no tienen mucho sentido.