¿Te acuerdas?


¿Sabéis esa sensación que te entra por algún lugar del cuerpo (yo creo que por la nariz, con el aire) y se te queda dentro, pellizcándote, cuando no puedes descoserte una persona de la piel? Cuando empiezas a recordar cada una de las idas y venidas, cada olor, cada momento. Ese glorioso instante en el que te das cuenta de lo que has perdido, de cuánto echas de menos a una persona, de cómo nada es lo mismo (ni los amaneceres, ni las discusiones). Y todo se hace cuesta arriba. Y pese a que seas la que haya decidido poner punto y final a este libro, su recuerdo te araña por dentro. Y las heridas empiezan a salir a la luz. ¿Alguien tiene mercromina? A mi se me ha acabado.